Las renovadas ilusiones de Boca y River –aunque con apuestas repetidas– se pondrán en marcha el próximo fin de semana en las sierras de Tandil. Después de los golpes de efecto que pusieron otra vez en escena a Carlos Bianchi y Ramón Díaz, los dos “grandes” del fútbol argentino iniciarán un nuevo ciclo con el objetivo de reverdecer los laureles que supieron conseguir. ¿Alcanzará con las improntas ganadoras del “Virrey” y del “Pelado” para que los hinchas recuperen la sonrisa, y los mandatarios de turno la confianza de sus asociados?
Tanto Bianchi como Díaz tienen una espalda gigante: son los favoritos de los hinchas y los que más títulos cosecharon sentados en los bancos en sus respectivos clubes. Pero cuando suene el pitazo inicial quedarán despojados de inmunidad, dejarán de ser leyendas para retornar al plano humano y tendrán que dar examen ante el gran jurado.
No habrá que esperar hasta el 5 de mayo de 2013, la fecha que figura en la agenda oficial de la AFA, para poder presenciar este superclásico reencuentro. La avidez del público, alimentada por la voracidad de los que manejan el negocio de la pelota, será satisfecha con una trilogía veraniega: primero en Mar del Plata, después en Mendoza y finalmente en Córdoba. Debieron pasar 11 años para que el duelo futbolístico más taquillero del país se ponga en escena otra vez en el Chateau. En nuestras sierras. El último antecedente se remonta a 2002. Aquella vez, River ganó con un gol de Fernando Cavenaghi, el jugador que echó Daniel Passarella a comienzos de esta temporada y luego del ascenso. Ese mismo día, del lado de los perdedores estaba Juan Román Riquelme, el jugador que no puede sacarse de encima Daniel Angelici y que, aunque sin jugar, ha sido muy influyente en los últimos tiempos